Lo que parecía una jornada de duelo terminó en una escena digna de comedia negra. En San Pedro de Colalao, Tucumán, un joven irrumpió en su propio velorio al grito de “¡Estoy vivo!”, dejando atónitos a familiares y vecinos que lo daban por fallecido. El episodio, que recuerda a la icónica película “Esperando la carroza”, se volvió viral en redes y generó todo tipo de reacciones.

Según relataron testigos, el joven había estado desaparecido varios días y, tras el hallazgo de un cuerpo sin identificar con características similares, se dio por hecho su fallecimiento. La familia organizó el velorio en una casa del barrio, con la presencia de allegados, coronas y hasta misa. Nadie esperaba que el protagonista apareciera caminando, sano y confundido por la conmoción.

El momento de su llegada fue caótico: gritos, desmayos, abrazos y hasta reclamos por el error. Algunos familiares rompieron en llanto, otros en risas nerviosas. “Fue como volver a nacer”, dijo el joven, que explicó que había estado en otra localidad sin señal ni documentos.

Las autoridades confirmaron que el cuerpo velado no correspondía al joven, y se inició una investigación para determinar su identidad. Mientras tanto, el protagonista del insólito hecho se convirtió en celebridad local, con memes y entrevistas en medios tucumanos.

El episodio deja al descubierto fallas en los mecanismos de identificación y comunicación, pero también muestra cómo el humor y el absurdo pueden irrumpir incluso en los momentos más solemnes. En Tucumán, el velorio terminó en festejo, y el “muerto” volvió a casa por su propio pie.