La derrota nacional y el retroceso en la provincia de Buenos Aires encendieron las alarmas en el oficialismo. Apenas se conocieron los primeros números, la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, lanzó un mensaje directo en redes sociales: “El conurbano va a salvar a la Patria y Cristina tenía razón (no importa cuándo leas esto)”. Horas más tarde, la diputada camporista Florencia Carignano reforzó la línea con otra frase contundente: “Cristina siempre tiene razón”.
Las declaraciones no fueron casuales. Apuntaron directamente a la estrategia electoral de Axel Kicillof, quien había decidido desdoblar las elecciones bonaerenses, lo que en septiembre le permitió al peronismo un triunfo holgado en la provincia. Sin embargo, en octubre, el escenario cambió drásticamente y la ola libertaria redujo al mínimo las diferencias en distritos clave del conurbano.
La referencia a Cristina Kirchner remite a un congreso del PJ bonaerense en Moreno, donde la ex presidenta había advertido sobre los riesgos de separar los comicios provinciales de los nacionales. En aquel momento, su postura fue relativizada, pero los resultados de octubre parecen darle la razón.
El cuestionamiento de La Cámpora abre un nuevo capítulo en la interna peronista. Con el retroceso electoral como telón de fondo, el kirchnerismo duro busca reposicionarse y marcar diferencias con la conducción de Kicillof, que hasta ahora había sido uno de los referentes más sólidos del oficialismo bonaerense.
La discusión promete escalar en los próximos días. Lo que está en juego no es solo la lectura de una estrategia fallida, sino también la definición de quién conducirá el rumbo del peronismo bonaerense en la etapa que se abre tras la derrota nacional.