La política local de Brandsen vivió uno de sus momentos más tensos este jueves, cuando el intendente Fernando Raitelli, referente de La Cámpora, se enfrentó a golpes con el concejal Lucas Bronicardi, del Frente Grande y alineado con el gobernador Axel Kicillof. El cruce ocurrió en plena vía pública, frente a un local partidario donde militantes descargaban mercadería enviada desde la Provincia.
Según testigos, Raitelli detuvo su camioneta, comenzó a sacar fotos y se acercó a saludar. Bronicardi lo frenó con un reproche directo: “No lo voy a saludar. ¿Con qué permiso está sacando fotos?”. La discusión escaló rápidamente, con insultos, forcejeos y acusaciones cruzadas. El intendente golpeó el celular con el que lo filmaban y fue apartado por sus allegados, mientras gritaba: “Andá a laburar, delincuente. Hacés quedar mal al gobernador”.
El concejal respondió con dureza y luego difundió el video del altercado en sus redes, denunciando una “persecución política” y acusando a Raitelli de haber agredido a una militante. El intendente, por su parte, publicó su versión de los hechos, asegurando que fue atacado por militantes del edil y que sólo intentaba hacer cumplir una ordenanza municipal sobre tránsito.
Este episodio no es aislado: en abril, Bronicardi rompió con el bloque oficialista en el Concejo Deliberante y bloqueó un proyecto clave del intendente. Desde entonces, la relación entre ambos se deterioró, con acusaciones mutuas y maniobras internas que terminaron por fracturar el espacio peronista local.
La pelea entre Raitelli y Bronicardi expone las tensiones que atraviesan al oficialismo bonaerense, donde las diferencias entre La Cámpora y el sector kicillofista se vuelven cada vez más visibles. En Brandsen, el conflicto ya no es sólo ideológico: se volvió personal, territorial y público. Y deja al descubierto una interna que amenaza con escalar aún más.