En una entrevista con la cadena CNBC, el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, aclaró que el respaldo a la Argentina no implica un desembolso directo de fondos, sino la activación de una línea de swap. “No estamos poniendo dinero en la Argentina”, afirmó, en medio de las negociaciones con el gobierno de Javier Milei para reforzar las reservas del Banco Central.
La declaración se produjo luego de que Bessent publicara un mensaje en redes sociales asegurando que Estados Unidos está “preparado para hacer lo que sea necesario” para apoyar a la Argentina. Sin embargo, el funcionario aclaró que el mecanismo en discusión no es un préstamo tradicional, sino un canje de monedas por hasta 20.000 millones de dólares, que permitiría al país acceder a divisas sin comprometer fondos frescos del Tesoro.
El giro discursivo generó reacciones inmediatas en los mercados. Los bonos argentinos, que habían repuntado tras el anuncio inicial, retrocedieron ante la confirmación de que no habrá inyección directa de capital. Analistas financieros advierten que el swap puede aliviar tensiones cambiarias, pero no resuelve los problemas estructurales de financiamiento que enfrenta el gobierno argentino.
Bessent justificó el respaldo en términos geopolíticos, al señalar que Estados Unidos busca evitar que Argentina se convierta en “otro estado fallido como Venezuela”. “America First no significa America sola”, sostuvo, y destacó que Milei “está haciendo las cosas bien” para estabilizar la economía. También anticipó que espera una buena performance del oficialismo en las elecciones legislativas del 26 de octubre.
El ministro de Economía, Luis Caputo, confirmó que mantiene conversaciones avanzadas con el Tesoro norteamericano y que en los próximos días viajará a Washington para definir los detalles del acuerdo. “Estamos trabajando duro para concretar lo anunciado”, escribió en redes, junto a una foto con Bessent.
Mientras tanto, el debate político en Estados Unidos se intensifica. Legisladores demócratas y sectores republicanos cuestionan el respaldo a Milei, y advierten sobre los riesgos de comprometer recursos públicos en un país con antecedentes de default. El swap, aunque menos controversial que un préstamo directo, sigue siendo observado con cautela por economistas y estrategas financieros.