En una jornada electoral que marca un punto de inflexión en la historia política de Bolivia, Rodrigo Paz Pereira se impuso en el balotaje presidencial con el 54,5% de los votos, frente al 45,4% obtenido por el exmandatario Jorge “Tuto” Quiroga, según los datos preliminares del Tribunal Supremo Electoral con el 97% de las actas escrutadas.
El triunfo del senador tarijeño, economista de 58 años e hijo del expresidente Jaime Paz Zamora, representa el fin de más de veinte años de gobiernos liderados por el Movimiento al Socialismo (MAS) y abre una nueva etapa política en el país. Paz, que representa al Partido Demócrata Cristiano (PDC), asumirá el cargo el próximo 8 de noviembre, acompañado por su vicepresidente electo Edmand Lara.
Durante su campaña, Paz se posicionó como una figura de centroderecha moderada, con propuestas orientadas a estabilizar la economía, promover un “capitalismo para todos” y recomponer el vínculo entre el Estado y la ciudadanía. Su victoria fue impulsada por el voto urbano y joven, en un contexto de descontento social, inflación creciente y desgaste institucional.
El balotaje se desarrolló en un clima de alta participación —entre el 85% y el 89% del padrón— y sin incidentes graves, aunque con fuerte expectativa por el resultado. La elección fue considerada histórica no solo por el cambio de signo político, sino también por la consolidación de una alternativa que logró romper con la polarización entre el MAS y las fuerzas tradicionales de derecha.
Paz deberá enfrentar una de las peores crisis económicas en cuatro décadas, con desafíos urgentes en materia de empleo, deuda externa, seguridad y gobernabilidad. En su primer discurso como presidente electo, agradeció el respaldo popular y llamó a “construir un país más justo, con diálogo y sin revanchismos”.