El calendario interno del Partido Justicialista de la provincia de Buenos Aires marca una fecha clave: el 18 de diciembre vence el mandato de Máximo Kirchner como presidente del PJ bonaerense. En ese marco, distintos sectores comenzaron a debatir si corresponde prorrogar la actual conducción o abrir un proceso de renovación de autoridades.
Según trascendió en reuniones reservadas en la residencia del gobernador, Kicillof avaló la idea de que Magario encabece una lista para disputar la presidencia partidaria. La jugada, que cuenta con el respaldo de intendentes cercanos al mandatario, se interpreta como la primera estación de una interna más amplia en el peronismo bonaerense, donde conviven tensiones entre el cristinismo, La Cámpora y los jefes comunales.
La posibilidad de una interna en el PJ provincial no es habitual, pero el escenario político actual abre esa chance. El sector kicillofista considera que el partido necesita autocrítica y renovación, luego de los resultados adversos en la provincia y el avance de La Libertad Avanza en distritos históricamente peronistas.
Por su parte, el kirchnerismo duro apuesta a la continuidad de Máximo Kirchner, argumentando que su liderazgo garantiza cohesión en un momento de fragmentación política. Sin embargo, la presión de los intendentes y la figura de Magario como dirigente con experiencia territorial y proyección provincial podrían alterar el equilibrio interno.
En definitiva, lo que parece una disputa partidaria esconde una discusión más profunda: cómo se reconfigura el peronismo bonaerense en la etapa postcristinista. La definición sobre la conducción del PJ provincial será, en los hechos, un anticipo de la batalla por el rumbo del movimiento hacia 2027.